Desde que el modisto Yves Sant Laurent diera una vuelta de tuerca en 1966 en el concepto de femineidad y sacara del armario masculino el esmoquin, el blazer se ha convertido en un imprescindible para todo buen fondo de armario.
El esmoquin, sello inconfundible, es la prenda fetiche del modisto y un must de los desfiles, el cual creó tendencia, afirmando que “nada resulta más sexy que un esmoquin”.
El blazer es un básico y una prenda muy versátil tanto para un look formal como informal.
Sirve tanto para una entrevista de trabajo, como para una cena, una fiesta o sencillamente para ir de shopping. Dependerá de cómo lo combines y los complementos que utilices.
Es perfecto tanto para la mañana, como para la tarde o la noche.
Es una prenda de fondo de armario, por lo que si tienes que adquirirla, procura que sea de buena calidad, es una prenda que amortizarás con el tiempo.
Elige colores básicos como el negro, el marino, gris o el chocolate, dependiendo de la armonía de colores al que pertenezcas.
Con raya diplomática te dará mucho juego en diferentes looks.
Siempre deberá estar bien confeccionada y con un corte impecable, entallada o recta dependiendo de tus formas.
Los tiempos cambian, pero los blazer o americanas nunca pasan de moda, es una prenda simple, pero que tiene la cualidad de transformarse en la prenda más elegante o casual. Y se puede usar sin importar el peso, la altura o la edad.
La tendencia para este otoño son los tonos más sobrios y con un corte más ajustado.
La puedes conjuntar tanto con vestidos, short o con cualquier pantalón ancho o pitillo. Con blusas o con camisetas de algodón oversize o ceñidas. En colores que contrastes o apostando por el total look.
Para un efecto gentleman combínalo con un pantalón sastre de corte impecable y un zapato oxford.
Y si lo que quieres es potenciar su estructura, combínalo con pantalón capri. Es un básico útil y muy estiloso.
La Clave: El blazer nunca debe finalizar en la parte más ancha de tus caderas.