La mañana del sábado es mi día preferido de la semana. Ha comenzado todo y aún queda mucho tiempo para que acabe.
Escondido entre la maraña de ojos y piernas que se desplazan en permanente siseo, se ha colado un momento de ingenio y decisión, una pequeña nube me rodea y me deja frente a una extraordinaria maravilla, frente a un rayo de tul y de modernidad, frente a la altura justa de lo que siempre entendí como MODA, con mayúscula: la exposición de Jean Paul Gaultier y el cine.
Siempre quise ser Audrey, y está. Y, al tiempo, siempre quise ser un poco Superman, y también está.
Siempre quise perderme en el rodaje de una peli de Almodóvar o en la dulce presencia de un vestido de Marlene Dietrich, de Catherine Deneuve, de Grace Kelly, de Sharon Stone, de Marilyn Monroe, de Penélope Cruz, de Victoria Abril. Y todas ellas están, entre otras muchas.
Siempre soñé con ser la mano que vistiera el corsé que vistió Madonna, o la que colocó máscara del zorro a Antonio Banderas, o el short a Sylvester Stallone en “Rocky”. Y están, todos ellos están.
Por no hablar de diseños de alta costura de la propia Coco Chanel, de Yves Saint Laurent o de Pierre Cardin.
Todos están y se muestran.
Abrumada y feliz, y un tanto desconcertada por la muchedumbre que me arrebataba el tiempo y el espacio, prometí volver a recorrer las salas que lo albergan.
Se me hizo corto. Quisiera estar aun oliendo el perfume atelier de entre gasas que pocos son capaces de sentir. Quisiera estar aún maravillada ante tanto arte. Si las piezas de un puzle se dejan componer, este puzle merece una segunda oportunidad.
Volveré porque el cine y Gaultier se lo merecen.
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Saturday morning is my favorite day of the week. It's all started and there's still a long time to go.
Hidden among the tangle of eyes and legs that move in a permanent hiss, a moment of ingenuity and decision has crept in, a determination, a small cloud surrounds me and leaves me naked in front of a lofty wonder, in front of a ray of tulle and of modernity, compared to the fair height of what I always understood as FASHION, with capital letters: the exhibition of Jean Paul Gaultier and the cinema.
I always wanted to be Audrey, and she is. And, at the time, I always wanted to be a little Superman, and it's there too.
I always wanted to lose myself in the shooting of an Almodóvar movie or in the sweet presence of a dress by Marlene Dietrich, Catherine Deneuve, Grace Kelly, Sharon Stone, Marilyn Monroe, Penelope Cruz, Victoria Abril. And all of them are, among many others.
I always dreamed of being the hand that wore the corset that Madonna wore, or the one that put the fox mask on Antonio Banderas, or the shorts on Sylvester Stallone in “Rocky”. And they are, they all are.
Not to mention haute couture designs by Coco Chanel herself, Yves Saint Laurent or Pierre Cardin.
They are all there and they show up.
Overwhelmed and happy, and somewhat disconcerted by the crowd that took time and space away from me, I promised to return to visit the rooms that house it.
