"Floreatría: palabra que definiría a la perfección el arte de florear la vida"
La cercanía es un valor en desuso. La amabilidad es, en ciertos sectores, una antigualla. El gusto por la sencillez como antesala de la elegancia, cada día cuesta más encontrarlo.
Hace algunos años, dos personas sin miedo y con inmensos ramilletes de ilusión decidieron abrir una floristería en un rincón del Madrid más literario. Empresa harto complicada si pensamos en la pereza y la desgana que acompañan a los tiempos que corren, tiempos de crisis y de hastío.
Sin embargo, cuando las ganas crecen a la par que las enredaderas, todo es más sencillo. La antecesora en la idea de negocio, madre de Julián Carranza, sabía mucho de ello y de las incomodidades del destino, y sostuvo el barco en la tormenta, como buena mujer manchega, muy a pesar de que su primer ramo de novia fuera desgranándose a medida que avanzaba hacia el altar.
Capitaneando un equipo excepcional, Julian y Juanjo se han hecho un hueco no solo en el barrio, sino en gran parte de la ciudad.
Sus trabajos son de una sencillez y de una elegancia que maravillan a los expertos y sorprenden muy gratamente a un público cada vez más adepto y encantado que viste sus espacios de su luz y de su color. Y de su olor. Y, me atrevería a decir, de su sabor. La pasión y el amor por lo bien hecho sabe a libertad de elección y a cariño.
Suman sus esfuerzos y sus quehaceres varios (entre los que destacan sus inigualables talleres florales y de Ikebana, sus eventos, sus maravillosos balcones…) a un sinfín de negocios florecientes (siempre las flores…!) que están reviviendo un puñado de calles y plazuelas de una singularidad y una belleza especial.
La vida es más plena si te acarician las flores, y el Florista, en el barrio de las Letras de Madrid, es especialista en ambas: vida y flores. No te lo puedes perder.
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El Florista |
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"Floreatría: word that would perfectly define the art of flower life"
Proximity is a value in disuse. Kindness is, in certain quarters, an antique. The taste for simplicity as a prelude to elegance, is harder to find every day.
A few years ago, two people without fear and with immense bouquets of illusion decided to open a flower shop in a corner of the most literary Madrid. Very complicated company if we think about the laziness and reluctance that accompany these times, times of crisis and boredom.
However, when the wins grow along with the vines, everything is easier. The predecessor in the business idea, mother of Julián Carranza, knew a lot about it and about the inconveniences of fate, and she held the ship in the storm, like a good woman from La Mancha, despite the fact that her first bridal bouquet was shelling at as he walked towards the altar.
Captaining an exceptional team, Julian and Juanjo have carved out a niche for themselves not only in the neighbourhood, but in much of the city.
His works are of a simplicity and elegance that amaze experts and pleasantly surprise an increasingly adept and enchanted public that dresses their spaces in their light and color. And its smell. And, dare I say, its taste. Passion and love for what is well done tastes like freedom of choice and affection.
They add their efforts and their various chores (among which their incomparable floral and Ikebana workshops stand out, their events, their wonderful balconies...) to an endless number of flourishing businesses (always flowers...!) that are reviving a handful of streets and squares of a singularity and a special beauty.
Life is fuller if flowers caress you, and El Florista, in the Barrio de las Letras in Madrid, is a specialist in both: life and flowers. You can not lose this.
